Blogia
wasatiya... moderación, camino medio

apenas balbuceo tu nombre

apenas balbuceo tu nombre

apenas balbuceo tu nombre...

creo que ya no caigo en la soberbia que habitaba mi corazón,  maduro y curtido, pero resistible a la cera de la humildad...

creo que de un tiempo a esta parte, han pasado unos años, me atrevo a mirarme en tí  y a mostrarme como soy, sin máscaras que encubren mi grandeza y mi miseria

creo que a fuerza de golpes (cuántos he necesitado) vas esculpiendo algo bonito y deseado para tí; quiero gustarte, hacerte sonreir, quiero que me mires con ternura, y para eso, necesito palparte más, te siento lejano, apenas balbuceo tu nombre...

en estos días de privamera, de nuevo, tengo el corazón herido: pregustar y no poseer, saber lo que me espera pero no alcanzarlo aún, mirar viendo entreveladamente, sigo siendo miope en los sentidos y en las potencias del alma!!!!

siento que te siento lejano, que sigo balbuceando tu nombre...

6 comentarios

Javier L -

Yo tambien opino como dolo ... aunque no creo que pueda unirme a vosotras.

dolo -

eso se responde con una buena cerveza o un buen café, elige bebida, sitio y hora...

Estela -

Me alegro de que os hayan gustado. Reconozco que a mí me gustan también mis poesías porque cuando las releo me reencuentro conmigo misma... y creo que me caigo bien,je,je,je.

Por curiosidad, creo, no vanidosa. ¿Qué es lo que exáctamente os gusta de estas poesías?

dolo -

Creía que te había contestado Estela; no, es qu d hecho, te habia contestado, pero no veo ahora mi comentari; en cualquier caso, me sumo a la opinión de Javier, muy bonitas las dos poesias...

Javier L -

Me ha gustado mucho la poesia Estela...

Estela -

No sé si lo pretendías, pero te ha quedado un texto muy poético. Me encanta la foto... con todos sus detalles y telarañas. Todo muy ad hoc.

Te dejo mi último poema, un poco melacólico, y otro más animado... hablamos!

Quien era, quien soy


Salió un día de otoño

en plena primavera

Bueno, no fue un día,

fueron dos, y al segundo,

le siguió el tercero

y unos cuantos más.

Pasaron varios meses

y siguió el otoño

durante varias estaciones.

Siempre llovía agua fría,

aunque afuera brillara el sol.

Pensé que mi vida era una hoja muerta

en suave descenso.

Sabía que era tu viento helado

quien me había arrancado del árbol,

de su savia, de su sangre caliente.

Y así pasó media vida.

Luego, en el suelo,

me violentaron a base de pisadas y puntapiés.

Pero la lluvia me ayudó, me pudrió,

pero no morí.

Al cabo del tiempo, recuperé la vida,

recuperé el verdor.

Inicié un nuevo ciclo,

que me dejó exhausta,

para aprender, finalmente,

quien era, quien soy.


Lenta avanza la vida


Lenta avanza la vida,

pero sin tregua.

Sin embargo, no es la vida quien camina,

quien caminas eres tú.

Eres tú que quien pone los fines y los principios,

quien vive las noches y los días

quien recibe la lluvia o el sol.



Histéricos circulaban por las calles riéndose o sufriendo sin sentido.

Frente a ellos, mi silencio; un silencio que va más allá de la falta de sonido.