El camino a Cristo, de Ellen White

Acabo de terminar de meditar un libro que lleva por título la entrada de este post. Su autora, para mí desconocida hasta la fecha, es norteamericana.

Me ha supuesto un revulsivo tremendo, dándome la clave para encontrar la paz en estos días de cierta angustia para nosotros. Mi madre ha estado ingresada desde mayo, sin saber muy bien el pronóstico. Durante este tiempo, mi estado de ánimo ha pasado diferentes etapas hasta llegar a la actual, en la que desearía permanecer siempre: un estado de aceptación y paz impresionante. ¿Por qué?. Porque he asumido la situación con generosidad, aceptando de corazón dar lo mejor de mí misma, sin pretender suplantar la voluntad de Dios. Hacer, en conciencia, la que pueda, y dejar en manos de Dios lo que estime oportuno. Y esto ha resultado posible por una especial gracia de Dios que me ha hecho ver que su yugo es ciertamente suave y su carga ligera. Esa comprensión, junto con la percepción de estar en sus manos, me ha llenado de una alegría profunda, de la que he gozado sólo en contadas ocasiones.

¡Qué bueno eres... Jesús!