Blogia
wasatiya... moderación, camino medio

Carta de una desconocida

Un famoso novelista, R., el día en que cumple 41 años, recibe una carta de una docena de cuartillas , llenas de una escritura estrecha y femenina. Este es el marco que prologa Zweig en un breve relato que comienza así:

Mi hijo ha muerto ayer. Durante tres días y tres noches he estado luchando con la muerte, queriendo salvar a esta pequeña y tierna vida. (...) Lo sé, lo sé, mi hijo ha muerto ayer, y ahora no me queda en el mundo entero nadie más que tú; tú, que no sabes nada de mí; tú, que entretanto te distraes con tus asuntos o con otros hombres. Sólo te tengo a tí, que no me has conocido nunca, y a quien yo siempre he amado.

A lo largo de sus páginas, la mujer  va revelando  la historia de su amor al escritor;  un amor jamás correspondido por ser aquélla una completa desconocida, a pesar de tres noches de amor  y de un hijo en común:

Tú te preguntarás tal vez asustado, tal vez  sólo asombrado, por qué te he ocultado la existencia de aquel niño, mientras en efecto existía, y por qué sólo hoy te hablo de él, cuando está ya en la oscuridad durmiendo para siempre,  pronto a marcharse para no volver más, ¡nunca más! ¿Y cómo hubiese podido decírtelo? Nunca me hubieses creído, nunca hubieses creído a la mujer extraña que se te había entregado sin reparo, sin resistencia alguna durante tres noches; nunca hubiéses creído aquella anónima capaz de tanta fidelidad hacia tí, que eres tan infiel, y jamás le hubieras reconocido, sin desconfianza, como hijo tuyo

Si por un lado, como es habitual en este autor, muestra una capacidad insólita para desentrañar el alma de sus personajes, por otro, esta obra me resulta poco creíble. Creo que el argumento no resiste. La pureza y la intensidad del amor de la mujer obligaba que, en algún momento de la obra, se diese a conocer al hombre de su vida, único que ha existido en su corazón; así lo exige la naturaleza humana. Lo demás es ir demasiado lejos.

0 comentarios