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wasatiya... moderación, camino medio

Casi no llegamos al Garmo Negro

Casi no llegamos al Garmo Negro

Hicimos noche en Jaca el 24 de octubre; tuvimos la suerte de coincidir con el día de cambio de hora, con lo cual, el madrugón no fue tan costoso. Partimos del Balneario de Panticosa (1.650), del refugio de montaña Casa de Piedra. Eran las 7.45 a.m. Una senda remonta en zigs-zags la empinada ladera por la orilla dch. de las cascadas.

Pronto alcanzamos  una suave pradera, atravesando los pastizales en amplio zig zag. Seguimos al lado del riachuelo hasta llegar a Majada Alta, esto se nos hizo bastante costoso, no sé si nos pilló especialmente cansadas y con falta de entrenamiento. El caso es que el pobre Rafa hizo grandes esfuerzos para  dirigirnos hacia el barranco de las Argualas.

   El paisaje de la mayoría del recorrido es magnífico cuando vemos el punto de partida, allí abajo, y como no observando el camino en zig zags del Barranco de Brazato que asciende hacia los ibones del mismo nombre de forma vertiginosa.

Cuando llegamos a los 2.650 mts la pendiente se hace ostensiblemente más dura hasta la llegada a una especie de collado que separa el Garmo Negro de Argualas. Suavizándose la pendiente seguimos una senda marcada por el paso de tres montañeros que nos adelantaron y antes de llegar al col. de Argualas  giramos a la derecha hasta llegar  sin problemas a la cumbre de Garmo Negro (3.051), daban la 1.15 p.m.; nos quedamos con las ganas de ver el panorama   que nos rodea, como los majestuosos Picos del Infierno o los  lagos que tenemos a nuestros pies, los ibones de Pondiellos. No vimos desde la cumbre más allá de nuestras botas y nuestras caras, el paisaje, de nuevo, fantasmagórico. Eso sí, llegamos, que era importante para nuestra autoestima.

A pesar de este final tan poco vistoso, como he apuntado antes, las vistas que tuvimos durante gran parte de la ascensión son inmensas; no me atrevo a nombrar  lo que vimos porque temo meter la pata, pero Rafa fue haciendo un recorrido de todo lo que teníamos ante nuestra mirada. A pesar de la foto de cumbre, no pasamos nada de frío, hacía un día cálido a más no poder, agradecimos el ocultamiento del sol porque no lo habríamos aguantado.

Increible mirador de del valle de Panticosa, Arratille, Batáns, Baciás, Embalse de Bachimaña , Bramatuero, Brazato, etc y el magnifico Vignemale. Por supuesto la vista de los Picos del Infierno es impresionante así como la zona del Balaitoüs.

1 comentario

Estelius -

Hacer un tres mil es una pequeña aventura que compensa todos los sacrificios que implica: Nos permite disfrutar de la naturaleza con cierta intensidad y medirnos a nosotros mismos. Si es con amigos, mucho más gratificante porque se comparten ambas cosas y aún se gozan más.